viernes, agosto 25, 2006

Carta Abierta a mi Esposa, Valeria Cárdenas Figueroa, MI ESPOSA


Querida Valeria;

El mundo ha dado una vuelta muy grande, al menos el mundo que yo conozco. La vida dejó de ser lo que yo creía que era, los sueños, las prioridades, los intereses, las gentes, etc; todo ha cambiado.

He caminado un largo camino para llegar a este punto y en esta vuelta he deambulado por caminos muy oscuros, donde encontré jóvenes sumidos en ligaduras de muerte, niños ansiosos por ser amados, hombres y mujeres que no viven, solo respiran porque sus vidas no tienen sentido y no conocen una forma mejor de vivir.

Estos son los caminos de los cuales me sacó Dios hace tantos años. En estas calles tristes conocí al Dios del rescate, al Dios que te limpia las heridas, que te pone un nombre nuevo y te muestra un camino para bendecirte a través de sus tiernos brazos atentos para socorrerte cuendo sea necesario.

Conocí al DIOS DEL RESCATE, pero no conocía al DIOS QUE PERDONA PECADOS (uso el preterito porque ahora conozco tambien la gracia del perdón).

Sabes Querida, el mundo sufre, la gente necesita terriblemente un mensaje de esperanza y restauración.

Yo creo en ello porque conozco el valor de la Cruz del Calvario. Emtiendo que la sangre derramada por Jesús libra al hombre de sus cadenas, limpia de pecados y abre los ojos hacia un concepto nuevo de vida.

Aunque ha sido duro y difícil volver a percibir estas verdades, estoy profundamente agradecido porque hoy sé qué significa la misericordia y el amor de Dios.

Me atreví a escribir una carta abierta. Tú y yo sabemos lo que ha sido este proceso de reencuentro y RECONCILIACIÓN. No diré lo obvio y me refiero al perdón extendido, porque el perdón es algo tan íntimo y tan profundo que no corresponde exponerlo de un modo tan global.

Pero para aquellos que ansían un acto de ascetismo retórico, replicaré los versos de un viejo himno pentecostal que entono cotidianamente:

Padre, yo no he sido el mejor
Padre, estan poco lo que soy
pero dentro de mi hay cariño
y hoy quisiera llorar como un niño
Yo te amo Señor de los cielos
y eres digno de mi adoración.

Por último Amada Valeria, y cuando me preparo para empezar de nuevo, desde cero, quiero decirte solamente que no pasará un día sin que deje de recordar, valorar y cuidar todo el amor que recibo de tí.
¿Quieren saber lo que es amar? Pregúntenle a Valeria.
Tú sabes que ciertamente, TE AMO.-
Pronto,
Oscar Cáceres