jueves, enero 11, 2007

ROMPAMOS EL SECTARISMO

Durante los últimos días, la Iglesia Católica ha emprendido una cruzada comunicacional, tendiente a posicionar en la opinión pública su visión crítica respecto a la forma en que el gobierno de Bachelet ha encarado el tema de la píldora del día después y las reformas a la educación, propuestas por un consejo ad - hoc creado para ello.

Los paladines de esta arremetida han sido los principales jerarcas del catolicismo, encabezados por el mismísimo Cardenal Francisco Javier Errázuriz, quien antes de fin del año 2006, señaló las bondades de la alternancia en el poder - en un claro llamado a votar por la derecha en las próximas elecciones presidenciales - y sostuvo además que la relación entre el catolicismo y la actual administración de gobierno, no es de las mejores.

Paralelamente, Monseñor Ricardo Ezzatti no ha escatimado críticas respecto al informe final del Consejo Asesor de la Educación, cuyas prouestas, según sostiene el prelado, manifiestan un fuerte sentido estatista de la educación, amenazan la libertad de enseñanza y tienen veladas pretensiones de "hegemonismo gramsciano". Esta mirada crítica que hace la Iglesia Católica, afirma el sociólogo Antonio Cortez Tersi, da cuenta de "una desconfianza ideológica genérica" de la institución con sede en Roma, la que se expresa incluso con "gestos un tanto beligerantes".

La embestida final provino de la Conferencia Epìscopal, presidida por el Obispo Alejandro Goic, quien en conferencia de prensa este miércoles 10 de enero y respaldándose en un documento elaborado por la Universidad Católica, acusó la inscontitucionalidad de las medidas para el control de la natalidad implementadas por el gobierno.

Perspectiva Histórica y Visión de Futuro

Muchos analistas sostienen que estas declaraciones son parte de una campaña orquestada e interesada, pero más allá estas afirmaciones que podemos compartir o no, el tema de fondo es la presencia mediática de las jerarquías católicas influenciando y construyendo sociedad.

Y es esta presencia mediática y es este construir sociedad, donde los evangélicos mantenemos un mutismo IRRESPONSABLE, sobre todo si consideramos la claridad con que Jesucristo - nuestro modelo por excelencia - enfrentó los grandes temas de su época, con perspectiva histórica y visión de futuro. Lamentablemente un cada vez más arraigado sectarismo religioso y la carencia de medios de comunicación de impacto y consideración nacional, nos impiden articular una opinión clara y definida respecto al sinnúmero de temas en los cuales la Iglesia Cristiana debe influir.

No tenemos como evangélicos, ningún texto con respaldo académico sobre los temas valóricos que trascienden nuestra sociedad y definen la agenda de los medios noticiosos. Nadie conoce nuestra postura respecto al tema del control de la natalidad, la eutanasia, el matrimonio homosexexual, la corrupción, etc. Lo más dramático y parafraseando al ex Presidente Ricardo Lagos, es que nosotros sí tenemos un caudal moral muy potente para opinar respecto a estos temas.

Los ministros evangélicos, a diferencia de los ministros católicos, construímos familias, somos padres, enfrentamos día a día las realidades más crudas de nuestras comunas y ciudades. Nuestros templos poblacionales son murallas de refugio y restauración para ex drogadictos, ex alcohólicos... ex pecadores. Ricardo Israel hace ya varios años, reconocía públicamente que las Iglesias Evangélicas eran los organismos más eficaces en la rehabilitación de alcohólicos.

Entonces como conocedores cabales de esta realidad, ¿por qué guardamos silencio?

A pesar de lo difícil que pueda ser plantear una visión crítica a las estructuras religiosas evangélicas tradicionales, en beneficio de nosotros mismos yo me atrevo a plantear algunas con carácter constructivo:

En primer término debemos reconocer que las puertas de los diversos estamentos del Estado se han abierto para nosotros, prueba de ello es que por ejemplo, el Pastor Emiliano Soto, presidente de CUPREM, integró el Consejo Asesor de la Presidenta de la República para la educación. A propósito de este dato revisé las actas de dicho consejo y me encontré con las continuas opiniones del representante de Roma en esta instancia y absolutamente ninguna opinión del Pastor antes mencionado.

De nada sirve ocupar asientos importantes en representación de la Iglesia, si la voz de esta Iglesia no tiene resonancia en las instancias a las cuales se le convoque. Urge articular un equipo multidisciplinario de las personas más idóneas para discutir el tipo de sociedad que deseamos, urge asumir el costo de romper el sectarismo que nos divide, urge transformar y renovar el entendimiento religioso, por otro, en el que ningún tema de país nos quede chico. Por el contrario, todo ese cuadal de visiones y expectativas, reveladas por el mismo Padre, requieren de una articulación más allá de lo denominacional.

Estamos hablando de construir una nación, de ejercer una influencia y de sanar nuestra tierra.

El gran tema del gobierno de Michelle Bachelet será LA EDUCACIÓN. La Iglesia Católica ya salió a defender sus cuotas de poder e influencia en este ámbito, porque históricamente se han dedicado a educar a generaciones de chilenos influyentes.

Si queremos construir sociedad, debemos pensar en educar. Sin queremos construir sociedad cristiana, debemos romper el sectarismo y poner a nuestros mejores elementos a pensar la propuesta de sociedad que tenemos para Chile.

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